Soy hija del Universo…

La conexión contigo, papá, venía de lejos y ya existía mucho antes de que hicieras el amor con mamá (qué expresión más hermosa, por cierto). De hecho, ya os había elegido desde hacía tiempo y solo esperaba el momento mágico y oportuno para tener un cuerpo y venir con vosotros a la Tierra.

¡Gracias a los dos por hacerlo posible!

Lo primero que quiero decir es precisamente esto: que soy hija del universo y que nosotros, los niños, estamos absolutamente conectados con la pureza y que nuestra esencia es alegría y amor.

He nacido con una sabiduría intuitiva para elegir la mejor de las posibilidades y quiero mantenerla para seguir siendo auténtica y amar sin condiciones. Soy única, como todo el mundo, pero no especial, ya que todos somos lo mismo.

Quiero respetar la vida y no destruirla. Quiero ser feliz y no complaciente, eficiente y productiva en un sistema de desigualdades que separa las personas en categorías. No quiero vivir en un mundo de violencia, de conflictos y de guerras, donde cada día mueren sesenta mil personas de hambre y donde doscientos millones de niños son obligados a prostituirse cada año.

Aprende de mí. Mírame con atención porque, sin palabras, tengo muchos caminos que mostrarte. Obsérvame, sobre todo antes de que aprenda a hablar el idioma que me enseñes, porque tengo muchos misterios que recordarte.

Los niños no somos proyectos de nada ni de nadie porque, pese a tener un cuerpo pequeño, ya somos seres completos. De hecho, somos sencillamente, almas en cuerpos que tienen que evolucionar.

Os pedimos que interfiráis lo menos posible en esta aventura y nos dejéis hacer nuestro dibujo. Y, puesto que nuestra propuesta final es expandir el amor a todos los seres del planeta, os rogamos que nos ofrezcáis un entorno acogedor que nos permita desarrollarnos en la ternura.

Sabemos que educar y amar son artes que requieren una decisión y un aprendizaje constante; y que no existe ningún oficio en el mundo que requiera tanta formación y compromiso como el de ser padres.

Por este motivo queremos haceros muchas sugerencias para hacernos la vida más sencilla, más alegre, más divertida, más completa, más amorosa y más digna. Nos hemos puesto de acuerdo y en cada capítulo encontraréis un montón de propuestas para acompañarnos en nuestro viaje. Os invitamos a leerlas con atención, a analizarlas y, sobre todo, a ponerlas en práctica. Muchísimas gracias anticipadas.

Puesto que la gratitud es otra de las características que llevamos integradas, queremos aprovechar para comunicaros un secreto que ya es hora de que salga a la luz: los bebés del mundo tenemos un idioma común en el que hangaaá significa ‘te quiero’ y gooo quiere decir ‘gracias’.

Así pues: ¡Hangaaá y gooo!

Prólogo de Neret, del libro «El arte de educar con amor» (Editorial Milenio 2017).  Si lo deseas, puedes comprar el libro aquí. (España)

O si vives en América del Sur, Central o del Norte, aquí.

Gracias por contribuir a un mundo mejor.

 

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