¿Me siento culpable?

El sentimiento de culpa es un invento de la mente y una trampa del ego para mantenernos en el pasado y garantizarse la continuidad de ser imprescindibles. La culpabilidad es una emoción caduca que nos paraliza y nos enloquece, haciéndonos sentir culpables de los posibles errores que hemos podido cometer.

Sintiéndonos culpables no cambiaremos ningún acontecimiento anterior. Si pensamos que concentrados en lo que pasó podremos vivir el presente, es evidente que no saldremos adelante. Por más culpabilidad que sintamos, nada cambiará.

El sentimiento de culpa se perpetúa en el tiempo porque, en realidad, no nos hemos propuesto librarnos de él y lo hemos convertido en un método muy efectivo para manipularnos unos a otros a base de chantajes emocionales. A los niños, listos como nadie, les resulta muy fácil dominar este arte para conseguir lo que quieren que hagamos.

Desde el intercambio y el chantaje no se puede amar. Es así de sencillo, así de simple y así de duro.

La paz y la culpabilidad son conceptos antagónicos. Cuando nos sentimos culpables, condenamos, y cuando nos liberamos, no tenemos miedo. Desde la culpa, el ataque está justificado, pero si estamos exentos de ella las decisiones son libres. Quizá la revolución sea que los niños no tengan nunca resentimientos ni sentimientos de culpa y así no será necesario que se liberen de ellos.

 

 

Del libro «El arte de educar con amor» de Xavier Caparrós. Editorial Milenio, 2017.

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