El cuerpo se comunica de forma clara y precisa. No hay más que escucharlo y aprender el arte de interpretar y comprender los mensajes. Los niños pequeños están íntimamente conectados con él; por eso lloran y se quejan cuando algo les molesta o no va bien, comen cuando tienen hambre, beben cuando tienen sed y duermen cuando tienen sueño. ¡Así de fácil!
La propuesta es seguir manteniendo este vínculo y poner la atención en la salud y en el propio cuerpo. La ciencia ya ha demostrado lo mismo que decían todas las civilizaciones antiguas: que la enfermedad es un síntoma de un impacto emocional. Continuar leyendo «Educar en la salud.»