Podemos influenciar a los niños desde la idea de que tenemos un destino decidido, donde la vida y los demás nos influyen de forma determinante, o desde el punto de partida de que todo lo que nos pasa es una creación personal y somos los primeros responsables de ello.
La propuesta de que “he elegido todo lo que acontece y soy su único artífice”, consciente y, sobre todo, inconsciente, resulta más estimulante que la de ser un muñeco o un títere en manos de los demás. Continuar leyendo «Elijo todo lo que acontece»